Abogado Ilustre Víctor Santa Cruz Serrano
Nacido en la Hacienda Chiñigüe (Melipilla) el 7 de mayo de 1913, Víctor Santa Cruz Serrano hizo sus estudios en el Stonyhurts Collage de Lancashire, Inglaterra, regentado por los jesuitas, los que terminó en Chile, en el antiguo Instituto Andrés Bello y en el Instituto Nacional, en 1928. Por estrecheces económicas, al finalizar sus estudios secundarios tuvo que trabajar, lo que hizo en los Bancos de Chile y Central. Luego, en 1932, ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, donde sobresalió como alumno aventajado. A fines de 1936 obtuvo el grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, con distinción máxima. Su memoria versó sobre “Las Nulidades Procesales”, y fue considerada como la obra más completa y novedosa escrita en el país sobre la materia.
En mayo de 1937 recibió el título de abogado y paralelamente fue nombrado profesor ayudante en la Cátedra de Derecho Civil que servía don Arturo Alessandri R., decano de la Facultad. En 1941 obtuvo, en concurso público, el grado académico de Profesor Extraordinario de Derecho Civil, al que optó presentando como tesis “Los Instrumentos Públicos”, obra maciza, original, de gran valor e interés jurídico, hasta ahora no superada en nuestro medio, que aún es de obligada consulta. Durante los años 1941, 1942 y 1943 ejerció dicha cátedra. Sus clases eran de singular calidad académica.
Intelecto superior
Con antelación a sus tareas docentes, desde 1935 desempeñó el cargo de Secretario de la Comisión de Derecho Civil, que se creó en el entonces Instituto Chileno de Estudios Legislativos, para el análisis y estudio de modificaciones que era necesario introducir a nuestro Código Civil y refundirlo en un texto actualizado. Su labor fue valiosa, por lo que a partir de 1939 se incorporó como miembro de esta Comisión. Colaboró activamente con ella y participó en la redacción de las reformas que se introdujeron al Código (leyes 7.612 y 10.271). En 1949, junto a otros cuatro profesores chilenos, fue contratado por el Gobierno de El Salvador para elaborar las reformas que se deseaba hacer al Código Civil de ese país, tarea que se materializó en un completo informe emitido en 1951 y que a la postre permitió materializar ese propósito.
En 1953, una vez más en concurso de antecedentes, obtuvo el grado de Profesor Ordinario de Derecho Civil. No obstante, por situaciones surgidas en el seno de su misma Facultad, no desempeñó la cátedra. En el ejercicio privado de la abogacía, don Víctor también brilló nítidamente, evidenciando sus dotes: intelecto superior, conocimientos jurídicos profundos, habilidad dialéctica y oratoria forense elocuente. Sus alegatos ante la Corte Suprema y las Cortes de Apelaciones llamaban la atención. Eran claros, convincentes, persuasivos, de una lógica jurídica irrefragable. Todo ello lo convirtió en uno de los grandes abogados del país.
Entre sus causas más famosas se recuerda el cuantioso pleito seguido después de la Segunda Guerra Mundial por armadores de Dinamarca en contra del Fisco Chileno llamado por ello “de los barcos daneses” sobre el derecho de angaria, junto a su antiguo maestro don Arturo Alessandri, copatrocinó exitosamente a los demandantes.
Acuerdos de defensa de Chile
Como militante del desaparecido Partido Liberal fue electo diputado por Concepción para el período 1945 1949. Se dice que ha sido uno de los diputados más brillantes que han pasado por la Cámara de Diputados. En 1947 formó parte de una delegación oficial que el Presidente González Videla envió a los Estados Unidos para celebrar acuerdos con organismos internacionales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. No obstante, al término de su periodo decidió no continuar en las funciones parlamentarias, retirándose de las actividades políticas.
Conocedor de su capacidad y aguda inteligencia, en 1958, el Presidente Jorge Alessandri lo designó como embajador en Inglaterra, cargo en el cual lo mantuvo durante su gobierno el Presidente Eduardo Frei Montalva.
Como diplomático tuvo un desempeño extraordinario. Su educación británica, perfecto dominio del idioma inglés, además de sus cualidades personales, le permitieron una presencia poco común en los más altos círculos políticos y sociales londinenses. Como jurista y diplomático prestó una colaboración invaluable en la defensa de los derechos de Chile en los arbitrajes que dirimieron los conflictos limítrofes con Argentina, tanto en la zona de Palena como en la del Beagle.
Sin duda fue uno de los artífices de los logros que nuestra patria obtuvo en esos litigios internacionales. Al término de su misión diplomática regresó al país. Abandonó definitivamente la vida pública y no se reincorporó al ejercicio de la abogacía. Murió en Zapallar el 8 de septiembre de 1990, a los 77 años.
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