Don Enrique Ortúzar Escobar
Este ilustre abogado sobresalió fundamentalmente por su hondo espíritu público, por su talento, amplios conocimientos jurídicos y gran laboriosidad. Muchos años de su vida los dedicó, sin escatimar sacrificios, a servir al país en aras de su progreso. Es por ello qua ha sido considerado como un hombre público de excepción, ejemplar para sus conciudadanos.
Nació en Santiago, en la casa de calle Merced que perteneciera al Presidente don Manuel Montt, el 7 de noviembre de 1914. Hizo sus estudios primarios y de humanidades la hoy llamada Enseñanza Media en el Instituto Andrés Bello, prestigioso plantel de enseñanza, desaparecido a fines de la década del treinta, que estaba ubicado en Santiago en la Calle de las Rosas, entre Bandera y Morandé.
En 1933 inició sus estudios de Derecho en la Facultad de la Pontificia Universidad Católica de Chile, al término de los cuales, en 1937, fue distinguido con el “Premio Tocornal”, otorgado al mejor alumno de su promoción. Tras obtener con distinción máxima el grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas, presentando como tesis de su memoria “La Inobservancia de la Ley en Relación con los Actos Jurídicos”, también aprobada con la más alta calificación, recibió su título su abogado el 2 de agosto de 1939.
Ese mismo año ingresó por mérito como funcionario del Senado, desempeñando ininterrumpidamente el alto cargo de Secretario de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, que hubo de dejar al inicio del Gobierno del Presidente don Jorge Alessandri Rodríguez, en 1958. Éste, como senador había podido aquilatar sus conocimientos, talento y alto espíritu público, por lo que lo llamó a integrar su primer gabinete ministerial como ministro del Interior, cargo que desempeñó conjuntamente con el de Secretario General del Gobierno.
Como era un hombre de extraordinaria capacidad de trabajo, con brillantes estudios, coetáneamente a su ingreso a sus funciones en el Senado, sirvió también por varios años la Cátedra de Derecho Civil en la misma Universidad que fuera su Alma Mater. Y, como si lo anterior fuera poco, se dio tiempo para ejercer activamente, y con éxito, su profesión de abogado, en un bufete que tuvo intervención en importantes asuntos. Sólo interrumpió el ejercicio profesional cuando le cupo servir altos cargos públicos que, por delicadeza, estimó incompatibles con la abogacía privada.
Por la confianza y alta estima que le dispensara don Jorge Alessandri, lo mantuvo en distintas carteras corno ministro de Estado, prácticamente durante toda su Administración. Así, además de su desempeño en los ministerios anteriormente referidos, sirvió las carteras de Relaciones Exteriores en 1960, y luego la de Justicia, desde dicho año hasta el término de su mandato en 1964.
Como ministro de Estado exhibió las virtudes ciudadanas que lo caracterizaran. Como canciller le cupo afrontar los viejos problemas existentes con Argentina y representar al país en la VI y VII Conferencia de Cancilleres celebrada en San José de Costa Rica y Brasilia. Como Ministro de Justicia, junto con impulsar las reformas constitucionales auspiciadas por el Presidente Alessandri por desgracia sin éxito , tendientes a superar los vicios políticos imperantes, se preocupó, entre otras materias, de que se legislara para poner fin a los abusos de publicidad (Ley 15.576) y se dictara la primera Ordenanza General del Tránsito (D.F.L. 3068 de Justicia de 1964).
Reincorporado al ejercicio liberal de la profesión, entre 1964 y 1973 tuvo una activa participación en la defensa de los derechos de los propietarios agrícolas, víctimas de la Reforma Agraria, y de los empresarios afectados por las injustas requisiciones e intervenciones gobernativas ocurridas entre los años 1970 y 1973.
Durante el Gobierno Militar desde sus inicios le cupo presidir la Comisión de Estudios para la dictación de la Nueva Constitución, la cual es la vigente hoy, con sólo diversas modificaciones. En tal Comisión tuvo una preponderante y muy decisiva participación. Al término de la redacción de la Carta Fundamental fue nombrado Consejero de Estado; y luego, una vez vigente ésta, Ministro del Tribunal Constitucional, cargo que hubo de dejar al cumplir 75 años.
Restándole energías, nuevamente regresó al ejercicio de la abogacía hasta poco antes de su muerte, como uno de los mejores abogados en Santiago el 26 de febrero de 2004, cumplidos los noventa años de edad. Junto con un noble ejemplo, trasmitió a sus hijos su vocación por el Derecho y la Justicia. Dos de ellos son hoy distinguidos miembros de la Orden de Abogados.
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Un comentario en Don Enrique Ortúzar Escobar
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Mi madre compró un local pequeño en
en el año .Interesada en venderlo firmó la promesa de venta por lo cual concurri al Conservador y no encontré escritura inscrita.los documentos que ella tiene que avalan su propiedad son la promesa de compraventa,recibos de pago al banco y recibo de pago de contribuciones desde la fecha de entrega a su nombre.Qué trámites hay que hacer ? Como esto tiene tantos años no he podio ubicar la empresa constructora que lo vendió en verde.