Entrevista a Enrique Vergara fiscal nacional económico
Este cargo ha significado para mí un desafío mayor en lopersonal. Me ha puesto contra mis límites, ha hecho aflorar potencialidades que uno no sabe que tiene, cualidades pero también defectos. ¡El liderazgo demanda mucho!”, afirma con sinceridad Enrique Vergara (39 años, cercano a la DC), aludiendo a la enorme responsabilidad que significa una función de esta naturaleza.
Asumió como Fiscal Nacional Económico en abril de 2006, en reemplazo de Pedro Mattar, luego de tres años en que se desempeñó como sub fiscal de esta misma repartición, y su estilo ciertamente ya se ha hecho sentir. Es, sin duda, un fiscal activo, tal vez más de lo que quisieran quienes se han visto afectados por las investigaciones y procesos de esta repartición. La guerra del plasma, la alianza entre DyS y Falabella, la eventual compra de Unimarc por parte de Cencosud, el juicio contra empresas sanitarias y la colusión de Isapres, entre otros, son los grandes temas bajo su responsabilidad. Incluso, algunos lo han tildado de antiempresarial, argumentando que su actuación tiene un sesgo político: ir contra los intereses de los grandes grupos. Pero él ha dicho, en forma taxativa, que “la Fiscalía está para vigilar la economía de libre mercado, que no es lo mismo que la economía de las empresas”.
Abogado de la Universidad Diego Portales y Master en Estudios Europeos de la Universidad Autónoma de Barcelona, pasó desde el área privada a la pública en el año 2000. A instancias de su amigo Sergio Espejo, ex ministro de Transportes, aceptó ser asesor de José de Gregorio, entonces ministro de Economía, Minería y Energía.
-El sector público me ha gustado porque tiene una mirada más global de las cosas. Yo siempre busco el objetivo del bien común, que es distinto a la lógica privada. Me mueven los proyectos, las leyes, las políticas públicas, he encontrado que son temas muy interesantes.
Casado con Bernardita Briones, también abogada, y padre de tres niños pequeños, es, como dice medio en serio medio en broma, un “católico que se convirtió de viejo” – aunque ciertamente es un hombre joven -, porque a pesar de su educación en el Colegio Manquehue, de los padres franceses, fue sólo más tarde que se acercó a la corriente ignaciana, por influencia de su esposa.
Con mi señora fuimos directores de una hospedería de niños del Hogar de Cristo, hasta que nacieron nuestros hijos. Después nos tuvimos que olvidar de ese apostolado, por falta de tiempo. Pero he seguido en comunidades cristianas y he participado en ejercicios ignacianos, los que me han ayudado mucho para tomar decisiones importantes, como la de permanecer en el sector público.
Exceso de celo
Éste es el último fiscal de exclusiva confianza de la presidencia de la República, y su cargo durará mientras dure esa confianza. En cambio, el próximo fiscal será nombrado por concurso de la Dirección Pública, por un periodo acotado de tiempo. Hoy día, Vergara tiene ante sí un nuevo reto, como es la próxima aprobación del controvertido proyecto de ley que fortalece las facultades de esta Fiscalía, con la posibilidad de allanar, incautar documentos e intervenir comunicaciones, el aumento de las multas por conductas anticompetitivas y un sistema de “delación compensada”.
– Yo percibo que este proyecto es consecuencia de un proceso natural de maduración del sistema – explica -. El atentado más grave a la competencia son los carteles o las colusiones entre empresas, y en esto la institucionalidad es muy importante. Nuestra opinión es que un agente económico que llega a un acuerdo sabe que está incurriendo en un acto ilícito. Así se construiría un caso de colusión, y para probarlo se necesitan pruebas directas, pero obviamente no hay escritura pública ni nada firmado. Se requiere entonces una técnica de investigación distinta o complementaria, que consiste en empezar a pesquisar pruebas duras mediante medidas más fuertes, como incautaciones, allanamientos, requisar discos duros e interceptar comunicaciones.
- ¿Está preparado el mercado para estas nuevas atribuciones de la FNE? Porque muchos piensan que se le están otorgando facultades excesivas.
– La verdad es que el Programa de Delación Compensada se inició en Estados Unidos en 1978 y ha demostrado ser muy útil. En Chile se ha cuestionado mucho porque se dice que este programa consiste en que uno de los participantes del acuerdo delata a los otros, a cambio de que le eximan o le rebajen la sanción. Pero tenemos una economía de mercado y en este tipo de economía los carteles se producen. No hay ninguna razón para pensar que en todas partes del mundo ocurren y aquí no. Los carteles son dañinos, originan un perjuicio para el bienestar general de la economía; la gente termina pagando mucho más dinero de lo que debería pagar.
- ¿Qué va a significar la aprobación de este proyecto para la Fiscalía?
– Va a cambiar radicalmente nuestra manera de trabajar. Por ejemplo, vamos a necesitar mucha cooperación de la Policía de Investigaciones, ya que estas facultades duras sólo pueden ejercerse para carteles, en casos muy calificados y con autorización de un ministro de la Corte de Apelaciones, con motivos fundados y a través de Policía de Investigaciones. Por lo tanto, debemos prepararnos muy bien para lo que viene. Vamos a necesitar más gente, por eso nos aumentaron en un 30% el presupuesto en materia de personal, y también tenemos que buscar nuevas oficinas, ya que estas nos quedaron chicas. Los meses que tenemos antes del 2008 son cruciales.
- ¿Qué dificultades enfrenta la Fiscalía para investigar los mercados?
– En Chile existen muy pocos datos sobre los mercados. De hecho, para construir los casos o las investigaciones hay que solicitarles información a los mismos agentes de esos mercados. En otros países existen instituciones que te venden los datos, es todo más abierto y hay empresas privadas que tienen estudios económicos del mercado bancario, aéreo, del retail, etc., con lo cual se ahorra una gran cantidad de trabajo. En Chile hay instituciones que se dedican a eso, pero no nos venden a nosotros, porque dicen que las empresas les entregan informaciones que ellos no pueden dar a nadie más. Por ejemplo, nosotros tuvimos que pedir mucha información a los bancos para el caso DyS Falabella, en otras partes se podría haber comprado a una consultora privada y ganado mucho tiempo.
- ¿Falta más transparencia en nuestro país?
– Sí, hay un exceso de celo con la información. Se dice que todo es reservado, pero al analizar la naturaleza de las cosas uno ve que no todo es confidencial. Entonces, cuesta construir datos si no es a través de las empresas, y claro, es una lata y una carga para ellas, pero es la única manera en que podemos hacerlo.
Cultura de competencia
- ¿Usted ha intentado ponerse en el lugar de las empresas investigadas?
– Yo hago un ejercicio de empatía y, sí, me pongo en el lugar de esas empresas y pienso que a nadie le gusta ser investigado, es como estar bajo una espada de Damocles. Por lo tanto, dentro de lo que se puede, mi instrucción es que tratemos de terminar la investigación en el más corto tiempo posible. Pero por otro lado hay que hacer un trabajo muy serio y muy fundado.
- Recientemente estuvo en el Foro Iberoamericano y Latinoamericano de Competencia, en México. ¿Cómo vio a Chile comparado con el contexto internacional?
-Creo que estamos mal acostumbrados. Cada vez que salgo al extranjero me doy cuenta que vivimos una realidad particular. Hace cuatro años el país se sometió voluntariamente a un examen de pares de la OECD, en virtud del cual las naciones más desarrolladas del mundo analizaron cómo estaba nuestra política de competencia. Nos dijeron “está bien, pero ha sido extremadamente prudente en su actividad”. No hay que confundir el grado de libertad que tenga la economía chilena, eso no necesariamente significa que haya competencia. Hoy día existe una confusión conceptual, porque efectivamente tenemos una economía muy abierta, muy libre, pero eso no significa necesariamente que sea competitiva. Y yo creo que efectivamente falta competencia.
- Sin embargo, una duda significativa que surge es si acaso la economía nacional no está sobrerregulada.
– Al contrario, las características de la economía chilena demandan una institucionalidad más fuerte en materia de competencia. No creo que estemos sobrerregu lados, al revés, falta más cultura de competencia y más competencia en el mercado. Aquí lo que se busca es intervenir el mercado cuando se comete un ilícito y se sanciona, no se regula normativamente, como lo haría un regulador sectorial, por ejemplo la Superintendencia de Valores y Seguros. Por lo tanto, creo que no es apropiado hablar de sobrerregulación. Si es que habría una crítica, uno podría criticar por exceso de intervencionismo.
- …Pero los cuidados del sacristán matan al señor cura. Y desde que usted asumió este cargo ha aumentado bastante el número de investigaciones de la Fiscalía.
Ha habido más denuncias, a las que se ha debido dar tramitación, pero otra cosa es que conlleven a un requerimiento. Como se puede ver, el listado de requerimientos que se presenta ante los tribunales es bastante bajo en relación a lo que se investiga. Si uno analiza estadísticas comparadas, observa que la mayor parte de las denuncias no terminan en un caso. Se archivan porque no tienen mérito. Por lo general el que denuncia tiene un interés privado, y uno está aquí para defender el interés público. Si se revisan objetivamente los datos, se ve que no hay una sobreactividad, aunque es cierto que ha existido un poco más de denuncias.
- ¿Entonces cómo explica esa impresión de mayor actividad?
– Mediáticamente se le ha dado más publicidad a la actuación a la Fiscalía. Por ejemplo, cerca de tres días después que asumí este cargo empezó lo del plasma. Recuerdo que estaba leyendo el diario y vi un inserto de una página del Banco Chile y del Travel Club, que decía aquí ha habido presiones, se suspendió la Feria Tecnológica, lo que atenta contra la competencia. Evidentemente el fiscal tenía que actuar, era una acusación grave, así que cité a los gerentes para que me explicaran qué había sucedido y eso salió en la prensa. Parece que ahí gané una fama de muy activo, pero cualquier persona en mi lugar habría hecho lo mismo. Por otra parte, lamentablemente las mismas empresas filtran mucha de la investigación que hacemos, por eso aparece que uno está como hiperkinético, tratando de investigar todo lo que se mueve, pero no es así.
- Sus críticos afirman que usted estaría atacando los intereses de los grandes grupos.
– No, yo voy por el interés público; que eso choque con los intereses de grandes grupos es connatural a esta función. Por eso es tan controvertida.
Convicción profunda
- Usted ha implementado cambios en relación a la administración anterior, por ejemplo, equipos mixtos de trabajo, compuestos por abogados y economistas.
– Sí, fusioné en una sola las dos divisiones económicas que existían, también dejé la jurídica con una sola cabeza. Así se ha producido la conformación de equipos de trabajo de abogados y economistas especializados en ciertos mercados. Además, para los casos más importantes contratamos asesoría externa calificada, como la Universidad de Chile. La Fiscalía debe dar un salto para encarar los desafíos del país en materia de competencia y convertirse en una institución lo más técnica posible. Los problemas que enfrentamos son muy complejos y a mí no me gusta intervenir porque sí, me gusta llegar al tribunal cuando realmente hay un caso, ya que entiendo que para las personas y las empresas esto tiene un costo.
- A propósito de costos ¿cómo logra compatibilizar su vida personal con su vida laboral?
– El trabajo y los niños absorben mucho y para tener cierto grado de equilibrio trato de salir solo con mi señora y encontrar un espacio para los dos, y también trato de darme un espacio para mí, que hoy día lo representa el deporte. Nado y troto. Corro para oxigenarme, limpiarme y volver a tener claridad, pues es fundamental contar con mucha lucidez mental para tomar decisiones. De modo que yo hago deporte casi por obligación, es un concepto de responsabilidad por el trabajo.
- ¿Es muy desgastador este cargo, con horarios de trabajo muy largos?
– Más que el horario, lo que desgasta es la tensión. Hay que tener mucha convicción en lo que uno hace, así se tiene más tranquilidad para afrontar lo que viene. Porque uno saca un informe, un requerimiento y de inmediato sale en la prensa. Hay un cuestionamiento inevitable de las empresas y también puede venir del mundo político. Por eso, al final lo único que lo salva a uno es el grado de convicción con que está actuando: esto lo hago por un interés público, esto es lo que me da fuerza para hacerlo. Si no fuera así, me volvería un poco loco.
Califica este Artículo:
Deja una respuesta