Para saber lo que comemos

Últimamente se nos ha hecho un hábito prestar mucha atención a la hora de comprar nuestros víveres. Pero, ¿en qué reparamos?:

  • Todos los compradores (o al menos el 90%), miramos siempre, indefectiblemente el precio. Y eso no sólo está bien, sino que es imprescindible para nuestro equilibrio (financiero y mental).
  • También observamos la fecha de vencimiento; o aquella que sigue a la frase “consumir preferentemente antes de…”. Esta fecha nos marca el límite de la vida útil comercial del alimento o bebida, aquella que determinaron los elaboradores como la “fecha en la cual el producto comienza a perder alguna de sus características, la mayoría de las veces en detrimento de la calidad que percibe el consumidor”. A quién no le ha pasado que luego de haber agregado leche a su café, se dio cuenta que la misma tenía fecha de vencimiento uno o dos días antes; y después de tomar el café no le sucedió nada1. Esto es así porque estos límites se colocan siempre con un margen más o menos amplio con respecto al momento en que el producto puede ser nocivo para quien lo ingiera. De todos modos, teniendo en la actualidad la posibilidad de comprar alimentos todas las semanas, lo más recomendable es respetar los tiempos indicados.
  • También miramos que el peso o volumen de la mercancía coincida con el del cartel del precio. Mucha gente termina aquí la lectura de los envases, pero los que hacen algún tipo de régimen (para perder o ganar peso; por restricciones en consumo de sodio u otros componentes), o quienes simplemente son “curiosos”, seguro han puesto atención en algunas siglas, una lista encabezada por la palabra “Ingredientes” y un cuadro titulado “Información Nutricional”. Veamos qué significan y cómo pueden ayudarnos a saber un poco más sobre lo que comemos:
  • R. N. E. o R. P. E.: estas siglas corresponden a Registro Nacional de Elaborador y Registro Provincial de Elaborador, respectivamente. Ambas hacen referencia a un número que se le otorga al elaborador para registrarlo e identificarlo. Y a nosotros, consumidores, nos indica que ese fabricante está legalmente instalado, reconocido y que alguna vez fue inspeccionado por las autoridades.
  • R. N. (P.) A. o R. P. P. A.: refieren al Registro Nacional o Provincial de Producto Alimenticio y dan asimismo constancia de que ese producto fue presentado, analizado y aprobado por las autoridades. Alguna vez podremos verlas seguidas de la leyenda: “En trámite”, lo cual está permitido sólo por sesenta días.

A nivel nacional, los registros de establecimientos están llevados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación o la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología médica. Y si el alimento es de origen animal y elaborado: huevos, leche, yogur, pollo o carnes congeladas, también debemos ver la habilitación por el Servicio Nacional de Sanidad Animal. A nivel provincial, por la Dirección de Bromatología o dependencia equivalente.

En cuanto a los productos, el registro Nacional está en manos del Instituto Nacional de Alimentos y el Instituto Nacional de Vitivinicultura para las bebidas alcohólicas (en que a su vez figura el registro de Bodegas Elaboradoras); mientras que el provincial está a cargo de la Dirección de Bromatología o dependencia equivalente.

Muy cerca de estas anotaciones se encuentra el listado de ingredientes que se han utilizado en su elaboración. Y un cuadro de Información Nutricional, que es un requisito obligatorio de rotulación desde el mes de agosto de 2006. Brinda cuatro datos que nos sirven mucho a la hora de saber cuánto de cada cosa estamos ingiriendo:

  1. Cuántas porciones tiene ese alimento y cuánto pesa cada una.
  2. Valor calórico.
  3. Cantidades por porción de los siguientes “grupos de componentes”: carbohidratos, proteínas, grasas totales, grasas saturadas, grasas trans, fibra alimentaria, sodio.
  4. Porcentaje del valor diario de consumo recomendado sobre un modelo de régimen de 2000 Kcal. Y es muy importante tener esto siempre en cuenta, pues es posible que las necesidades energéticas (calorías) que uno necesite sean mayores o menores. Ese número está calculado para una persona adulta con actividad física media y jornada laboral normal; que no realiza trabajos de fuerza.

Más allá del control de las calorías, es relevante atender a las grasas: totales, saturadas y trans; y siempre que fuera posible, intentar que las mismas sean bajas (menores a 5/ 8 g. por porción). Las grasas trans estarán muy presentes en los alimentos que posean Aceite Vegetal Hidrogenado, que se utiliza muchas veces como sustituto de otros componentes grasos.

El Código Alimentario Argentino (Ley 18.284, sancionada el 18/07/69 y actualizada con cada nueva resolución en el campo del control o elaboración de los alimentos) regula además cuál debe ser el tamaño mínimo y la distribución de la información en el envase del alimento, y prevé las sanciones correspondientes en caso de no cumplir dichos parámetros.

Los diferentes organismos involucrados en el registro, seguimiento y control de los alimentos velan porque nosotros sepamos cada día un poco más sobre qué estamos comiendo, para poder cuidar nuestra salud.




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