Tratamientos en red
El colapso que nuestro país soportó en diciembre de 2001 marcó un quiebre último en la vida de las personas, de sus nudos sociales y de las instituciones; el Estado de Derecho devino inexistente y emergió frenéticamente una realidad patética.
Poder describir “hoy” el vacío de proyecto y la desesperanza de aquel momento resulta difícil, no son suficientes las palabras, ni los gestos. Pocas veces se tuvo reconocimiento de un fenómeno social que tocara a un país entero. Sin embargo, como bien dijera Kafka (El proceso) “la sentencia no viene de golpe, sino que el procedimiento mismo se convierte en sentencia”: el Pacto Social se fue quebrando y relajando las alianzas entre los ciudadanos, y como dicen las autoras “cayo el velo y la miseria inunda las calles”.
Después de la fragmentación social, del desmoronamiento de la credibilidad en las instituciones de gobierno, afloró la sociedad civil, con su carácter solidario e interdisciplinario, reaparecieron los grupos y redes de contención.
De esto trata este libro, prologado por el rabino Sergio Bergman y por Víctor Korman. En diez capítulos cuenta las relaciones entre instituciones diversas que permitieron vínculos múltiples para enmendar, restituir el tejido social.
Es el relato de un grupo de profesionales que desde su lugar de trabajo (CIPAL -consultorio interdisciplinario de asistencia terapéutica individual, vincular y grupal- y NCI-EMANU-EL -institución religiosa judía-), diseñaron las estrategias para el abordaje de tratamientos terapéuticos, basados en la formación académica, experiencia clínica, en la predisposición solidaria y en el intercambio de información y reflexión, producto de la consulta abierta a toda la comunidad, ante el abandono de las más elementales funciones asistenciales del Estado.
Cada apartado es testimonio de las experiencias vividas en ese contexto, por ejemplo “Dar y Recibir. Acerca del voluntariado” o “Asistencia: usos y abusos”. Específicamente el capítulo “Grupos de Contención” (elaborado por las licenciadas Blumenthal, Furer, Matos y Bucker) refleja la suma representativa de los sentimientos de perplejidad y dolor, el sufrimiento, la sensación de inestabilidad emocional, la violencia indiscriminada, la marginación, el deseo de escapar, de emigrar, que embargaba a millones de argentinos.
Y frente al caos nos encontramos con la movilización de grupos, de equipos de ayuda, que pusieron en juego la solidaridad como motor para poder pensar con otros, abriendo nuevos sentidos, bajo la convicción de que, como lo han dicho las autoras en otro trabajo, “pensar solos es pensar a medias”.
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